Tema 1 :Factores del proceso de Romanización

EBAU: La Romanización.
1. INTRODUCCIÓN.
La conquista de la Península Ibérica por los romanos y el consiguiente fenómeno de la romanización fueron probablemente los dos hechos más importantes del país en la E. Antigua. Sus resultados hay que tenerlos muy en cuenta para comprender el desarrollo posterior de las formaciones sociales peninsulares. Para comprender el fenómeno de la romanización hay que partir de dos hechos fundamentales,por lado, las formas de organización social, representadas por Roma y las organizaciones sociales indígenas y, por otro lado, la falta de homogeneidad de la romanización. La romanización hay que considerarla como un cambio en las estructuras socioeconómicas y no como un fenómeno puramente político o cultural; y también supuso la expansión de los elementos ideológicos romanos, utilizando como vehículo de propagación el latín.
La llegada y conquista de los romanos convirtió a la península en una provincia de su vasto Imperio Mediterráneo. Este proceso de integración duró cientos de años (s. I y II d.C); el objetivo fundamental de los romanos cuando llegaron (218 a. C) era vencer a los cartaginenses en la 2ª Guerra Púnica.
2. DESARROLLO DEL TEMA:
La romanización es el proceso por el que los pueblos mediterráneos integrados en el Estado romano adoptaron las formas de vida y la mentalidad de sus conquistadores, transformando su idioma, sus costumbres, su organización, su economía y su cultura. El proceso no fue homogéneo ni el tiempo ni en el espacio; en el área ibérica (sur y levante) fue más fácil la inserción en la civilización romana; en el centro y oeste fue más difícil y en la zona norte no consiguieron imponer del todo su modelo de vida.
En todas partes, los romanos utilizaron los mismos cauces para imponer su poder y modos de vida: la extensión de la vida urbana, el papel del ejército que fue uno de los vehículos más importantes de difusión, al reclutar a indígenas que después podían obtener la ciudadanía romana y recibir lotes de tierra, la fundación de colonias, la concesión de ciudadanía romana a los indígenas, la construcción de una extensa red de comunicaciones (calzadas), el uso del latín como lengua oficial y el influjo de las grandes personalidades romanas sobre los indígenas.
En cuanto a la administración romana compartimentaron la Hispania romana en:
- PROVINCIAS: podemos distinguir 3 etapas: La República: se mantuvo la división provincial en Hispania Citerior e Hispania Ulterior. En el Alto Imperio, tres provincias: la Tarraconense (=Citerior), y la Bética y Lusitania (Ulterior), y el Bajo Imperio, el territorio se dividió en “diócesis” cada una con varias provincias, a las tres anteriores se le suman: Gallaecia, Cartaginense, Baleares y Mauritania Tinginata (Marruecos).
- CONVENTUS: las provincias se subdividieron en Conventus, para facilitar las tareas administrativas.
- POPULUS: no tenían centros urbanos, mantenían la organización indígena y tenían que soportar buena parte de los impuestos, estaban en las áreas menos romanizadas.
- CIVITAS: las de mayor categoría eran las “Ciudades libres” o municipios, también había “Colonias” ciudades de nueva planta creadas por y para los ciudadanos romanos, y por último las “Ciudades estipendiarias” que pagaban el “stipendium” o tributo a Roma por haberse opuesto a la conquista. 

Las nuevas ciudades seguían el modelo de Roma en su gobierno interno, que era autónomo, como en sus instituciones: Asambleas populares, Senado y magistrados. Todas solían tener estas características: plano ortogonal (en forma de cuadrícula o damero), con dos grandes ejes: cardo (dirección N-S) y el decumanus (dirección E- O); estaban rodeadas por una muralla, tenían un centro urbano: foro con el tabularium, basílica, templos, tiendas, termas. Fuera de las murallas: la necrópolis, teatros, circos, anfiteatros. También se ubicaban en ellas monumentos conmemorativos: arcos de triunfo (arco de Bará, Tarragona). Y tenían sobre todo una gran infraestructura: comunicaciones (puentes, calzadas), sanitarias (red de cloacas), abastecimiento de agua (acueductos) etc. Las ciudades estaban comunicadas por una red viaria: las calzadas, tenían un trazado periférico en torno a la meseta central: Vía Augusta (recorría el litoral mediterráneo y valle del Guadalquivir), Vía de la Plata (comunicaba el valle del Guadalquivir con el norte a través de Emérita Augusta), la Vía Astúrica- Tarraconem (que comunicaba el valle del Duero y el del Ebro) (Artúrica=Astorga), y otra vía que enlazaba en diagonal Emérita Augusta con Toletum (Toledo) y el Tajo
En cuanto a las estructuras económicas y sociales, los romanos intensificaron y ampliaron la explotación de los recursos económicos ya explotados por otros pueblos; el recurso más explotado fue la minería, sobre todo las minas de plata de Cartago Nova y Castulo, también las de oro, cobre, hierro, etc. Con los metales acuñaron moneda. Una vez agotadas las minas de Cartago Nova, explotaron masivamente las de oro del NO peninsular (el efecto para el paisaje fue demoledor, ejemplo “Las Médulas” León. Además, exportaron los productos de la trilogía mediterránea: vino, aceite de oliva y trigo. A partir de la época imperial, se fue imponiendo como forma de explotación agrícola “la villa romana” que, durante el Bajo Imperio, se convirtieron en auténticos centros de poder de las áreas rurales. También potenciaron durante la época imperial, la exportación de salazones y el garum. Se fomentó la explotación de las salinas y la fabricación de cerámica y también la artesanía textil (lana, lino), esparto, metalurgia, construcción y explotación de canteras. No obstante, la mayoría de la población indígena siguió viviendo de una economía agrícola y ganadera de subsistencia, completada con la recolección, la caza y la pesca. El sector agropecuario fue el más importante, 9 de cada 10 vivían en y del campo. Había abundantes rebaños de ganado ovino, así como de caballar en las montañas del norte.
En cuanto a las estructuras sociales, la sociedad se dividía en libres y esclavos, según los derechos políticos estaban: los ciudadanos, los indígenas dirigentes y los indígenas en general, que eran la mayoría y no tenían derechos políticos; y según su poder económico existían los patricios y los plebeyos.
Respecto al legado cultural que dejaron en nuestra península destacaremos el uso del latín que fue adoptado por las élites autóctonas, a pesar de que siguieron perviviendo las lenguas indígenas.
También hay que hacer mención al Cristianismo, hasta el s. III d.C. no hay constancia de la presencia de cristianos en la península, éstos se convirtieron en enemigos del Estado romano y fueron perseguidos, los muertos se consideraron mártires. El cristianismo penetró en todo el territorio del Imperio y cuando Constantino I se convirtió al cristianismo les otorgó grandes privilegios: mediante el “Edicto de Milán” (313). Con Teodosio I (379-395) se convirtió en la religión oficial del estado. La Iglesia católica pasó a ser un poderoso colaborador de la latinización de la sociedad hispánica pero perdió su independencia y en los “concilios” los emperadores y el poder civil intervinieron constantemente.
3. CONCLUSIÓN:
En realidad, los romanos nunca salieron de Hispania, pues sus sucesores (visigodos) adoptaron sus títulos, su derecho y hasta su religión; y a pesar de que su reino desapareció con la invasión musulmana en el 711, la continuidad marcada por el catolicismo y el latín (transformado en dialectos) será la que se alzará con la victoria. Pero, afirmar que la historia de los romanos ha continuado hasta hoy, sonaría como una especie de imperialismo romano modernizado de carácter cultural; más valdría recordar que la romanización fue testigo de la transformación peninsular en una unidad y que en ese proceso se modificó la naturaleza del Imperio del que formó parte. Así, este proceso sentará las bases de un capítulo importantísimo de la Historia de la P. Ibérica, mucho tiempo después de que hubiera desaparecido el Imperio Romano.

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